domingo, 9 de mayo de 2010

nuevo refranero español



Campo de cereal con encinas en La Mancha; o Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija


El insigne don Serafín Camacho está compilando un nuevo refranero español, adaptado a los tiempos modernos, y acaba de publicar sus primeros hallazgos en la revista especializada Cuadernos dispersos de filología romance. El esfuerzo de Camacho no puede ser más encomiable, y osado hasta el punto de la incorrección política y lingüística. He aquí el verdadero espíritu del remozado refranero.

Consideremos algunos ejemplos. Donde nuestros abuelos decían “Del dicho al hecho hay mucho trecho”, Camacho propone la actualización siguiente: “Del techo al helecho hay un berberecho”. Vemos cómo el viejo refrán, pasado de moda y en el que ya casi nadie cree, cobra significados inauditos y auténticos con la introducción del mundo vegetal (helecho) y animal (berberecho). Todo un canto a la naturaleza, que da savia nueva al obsoleto adagio.

¿Quién no ha pronunciado alguna vez “A quien madruga, Dios le ayuda” sin demasiado entusiasmo, cuando suena el despertador a las siete de la mañana y hay que acudir a trabajar? Pues bien, don Serafín nos regala esta variante: “A quien arruga, Dios le anuda”. Cierto, está muy feo arrugar.

Acaso uno de los más queridos refranes sea éste: “Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. Da pena dejar de lado una frase tan encantadora, pero la mejoría que obra Camacho es suculenta: “Quien a buen barbo se arrima, buena cena se cocina”.

Otra prueba de cuanto venimos diciendo: “Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo”. He aquí un refrán conocido de todos, especialmente crudo y desapacible por la mención del grajo, del frío y del carajo. La transformación de nuestro autor es risueña, feliz, y vence con facilidad: “Cuando el Tajo corre, majo, me río con desparpajo”. El sentido lo adivinaría un niño: como el río Tajo corre indefectiblemente, uno se ríe siempre, lo cual es bueno; además, ahí se graban en la memoria palabras de signo afable (majo, desparpajo). Y, por otro lado, ¿quién necesita ver volar bajo a un grajo para saber que hace frío?

Siguiendo con el mismo tema, numerosos proverbios antiguos nos inculcaban nociones de indudable valor práctico y meteorológico. Quizá el más justamente famoso de todos sea “Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”, que ha prevenido innumerables resfriados hispánicos desde que el mundo es mundo. La versión de Camacho es modernísima, y de valor aún más útil para todo quisque: “Hasta el cuarenta de mayo no le pagues al lacayo”.

Veamos un último ejemplo: “Cuando el río suena, agua lleva”. ¡Qué cierto y verdadero! Parecía imposible que don Serafín pudiera hallar aquí modo alguno de vencer ese preciado y venerable adagio. Pero lo consigue a todas luces: “Cuando el trío suena, el rabel truena”. ¿Qué quiere decir esto? Vaya usted a saber. Ahí está la magia de este nuevo refranero español y sus arcanos, que el autor deja a nuestra imaginación…

En suma, animamos a don Serafín Camacho para que prosiga sus investigaciones, insuflando nuevos aires y espíritu remozado a estas añejas perlas de sabiduría.


Photo and text by niki
Thanks to Marcel C. for his collaboration

No hay comentarios: