domingo, 24 de agosto de 2008

a hundred pounds of clay: the best of gene mc daniels




1. A Hundred Pounds Of Clay
2. Come On Take A Chance (Take A Chance Of Love)
3. Curiosity
4. A Tear
5. Tower Of Strength
6. He's Got My Sympathy
7. A Miracle
8. Master Puppeteer
9. Chip Chip
10. Another Tear Falls
11. Point Of No Return
12. Spanish Lace
13. Blow Out The Sun
14. Laugh Right In My Face
15. Run Around
16. The Puzzle
17. You Were Sent For Me To Love
18. It's A Lonely Town (Lonely Without You)
19. False Friends
20. Strange Neighborhood
21. Anyone Else
22. (There Goes) The Forgotten Man
23. Walk With A Winner
24. Will It Last Forever
25. Hang On (Just A Little Bit Longer)


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A Hundred Pounds Of Clay: The Best Of Gene McDaniels

miércoles, 20 de agosto de 2008

the rubinoos: anthology




1. Memories
2. Nothing A Little Love Won't Cure
3. Wouldn't It Be Nice
4. Make It Easy
5. I Never Thought It Would Happen
6. I Think We're Alone Now
7. Leave My Heart Alone
8. Hard to Get
9. Peek-A-Boo
10. Rock 'n' Roll Is Dead
11. Fall in Love
12. I Wanna Be Your Boyfriend
13. Lightning Love Affair
14. Drivin' Music
15. Jennifer
16. 1,2,3, Forever


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The Rubinoos: Anthology

viernes, 8 de agosto de 2008

super hits of the '70s - have a nice day, vol. 24




1. Hey Deanie - Shaun Cassidy
2. Heaven On The 7th Floor - Paul Nicholas
3. Thank You For Being A Friend - Andrew Gold
4. Makin' It - David Naughton
5. The King Is Gone - Ronnie McDowell
6. Save Your Kisses For Me - Brotherhood Of Man
7. Feels So Good - Chuck Mangione
8. Emotion - Samantha Sang
9. Love Fire - Jigsaw
10. Everybody Be Dancin' - Starbuck
11. Did You Boogie (With Your Baby) - Flash Cadillac And The Continental Kids
12. Street Corner Serenade - Wet Willie


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Super Hits Of The '70s - Have A Nice Day, Vol. 24

jueves, 7 de agosto de 2008

a word is dead



Emily Dickinson daguerrotype, c. 1846-47


Era tan tímida que, para que le hicieran la ropa, tomaban las medidas a su hermana Lavinia; vistió sólo de blanco durante muchos años (“Wear nothing commoner than snow”); y muy raramente escribía la dirección en un sobre, temerosa de que su letra pudiera ser vista por ojos desconocidos. Cuando la interrogaron acerca de sus compañeros, respondió por carta a Thomas Wentworth Higginson: «Las colinas, señor, y el atardecer, y un perro más grande que yo que me compró mi padre».


Billy Collins, “Emily Dickinson: An Introduction”, en The Selected Poems of Emily Dickinson, The Modern Library, New York.


A word is dead
When it is said,
Some say.
I say it just
Begins to live
That day.


Una palabra muere
–algunos sostienen–
al ser dicha.
Me parece que sólo
ese día, y no otro,
cobra vida.





New Emily Dickinson photograph


Traducción de niki

lunes, 4 de agosto de 2008

super hits of the '70s - have a nice day, vol. 23




1. Hocus Pocus - Focus
2. Tubular Bells - Mike Oldfield
3. I've Got The Music In Me - Kiki Dee Band
4. Never My Love - Blue Swede
5. Amie - Pure Prairie League
6. Back When My Hair Was Short - Gunhill Road
7. Fox On The Run - Sweet
8. Money Honey - Bay City Rollers
9. Let Her In - John Travolta
10. Love Me - Yvonne Elliman
11. This Time I'm In It For Love - Player
12. Love Really Hurts Without You - Billy Ocean


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Super Hits Of The '70s - Have A Nice Day, Vol. 23

viernes, 1 de agosto de 2008

how they met themselves



How They Met Themselves, c.1850/60
Dante Charles Gabriel Rossetti


Una noche, el poeta Swinburne fue a comer a casa de los Rossetti. Comieron juntos. Después de la cena, Rossetti dijo que él tenía que ir a dictar su clase en el colegio para obreros fundado por Ruskin, y lo invitó a Swinburne a acompañarlo. Swinburne y Rossetti se despidieron de la señora Rossetti y, una vez doblada la esquina, Rossetti le dijo a Swinburne que él no tenía clase esa noche, que él iba a visitar al “elefante”. Y Swinburne comprendió perfectamente, y los dos hombres se despidieron. Swinburne, por lo demás, ya conocía eso de Rossetti y no se asombró mayormente. Rossetti se quedó hasta muy tarde en casa del “elefante”, digamos –he olvidado su nombre. Y cuando volvió, encontró que su casa estaba a oscuras, que su mujer había muerto. Había muerto porque había ingerido una dosis excesiva de cloral, que ella solía tomar contra el insomnio. Rossetti comprendió inmediatamente que ella sabía toda la historia y se había suicidado.

La entierran al día siguiente, y Rossetti aprovecha un momento de descuido de sus amigos para dejar sobre el pecho de la muerta un cuaderno manuscrito, el cuaderno de los sonetos que se reunirían después bajo el título de The House of Life, “La casa de la vida”. Sin duda, Rossetti pensó cometer así un acto de expiación. Rossetti pensó que ya que él era en cierto modo el culpable de su muerte, el asesino de su mujer, no podía hacer otra cosa mejor que sacrificarle su obra.

A los tres o cuatro años de la muerte de su mujer, sus amigos se reunieron para conversar con Rossetti: le dijeron que él había ejecutado un sacrificio inútil, que a su propia mujer no podía agradarle el hecho de que él hubiera renunciado deliberadamente a la fama, quizás a la gloria que le traería la publicación de ese manuscrito. Entonces Rossetti, que no conservaba copia de sus versos, cedió. Y después de algunos trámites no muy agradables, logró permiso para exhumar el manuscrito que él había puesto sobre el pecho de su mujer. Naturalmente, Rossetti no asistió a esa escena digna de Poe. Rossetti se quedó solo en una taberna, emborrachándose. Y mientras tanto los amigos exhumaron el cadáver y lograron –no era fácil porque las manos estaban rígidas y cruzadas–, pero lograron salvar el manuscrito. Y el manuscrito tenía manchas blancas de la putrefacción del cuerpo, de la muerte, y ese manuscrito se publicó y determinó la gloria de Rossetti.

Me olvidé de decir que la luna de miel la había pasado Rossetti en París, con su mujer, y que ahí pintó un cuadro muy extraño, dado lo que ocurriría después, y dado el carácter supersticioso de Rossetti. La tela, que no tiene –me parece– mayores méritos pictóricos, y que está en la Tate Gallery o en el British Museum, no recuerdo, se titula “How they met themselves”, “Cómo se encontraron consigo mismos”. No sé si ustedes saben que hay una superstición que se ha dado en muchos países del mundo, la superstición del doble. En alemán el doble se llama Doppelgänger, viene a ser el doble que camina a nuestro lado. Pero en Escocia, donde la superstición perdura todavía, se llama al doble “fetch”, porque fetch en inglés es “buscar”, y se entiende que si un hombre se encuentra consigo mismo, eso es el indicio de la próxima muerte. Es decir, esa aparición del doble viene a buscarlo. Ahora, en ese cuadro de Rossetti se trata, no de un individuo que se encuentra consigo mismo, sino de una pareja de amantes que se encuentran consigo mismos en el crepúsculo de un bosque, y uno de los amantes es Rossetti y el otro es su mujer. Ahora, nunca sabremos por qué Rossetti pintó ese cuadro. Puede haber pensado que pintándolo alejaba la posibilidad de que le ocurriera, y también podemos conjeturar –aunque no haya ninguna carta de Rossetti que lo certifique– que realmente Rossetti y su mujer se encontraron consigo mismos, digamos, en Fontainebleau, o en cualquier otro lugar de Francia. Los hebreos tienen también esa superstición, la de encontrarse con un doble. Pero para ellos, el hecho de que un hombre se haya encontrado consigo mismo no significa su próxima muerte, significa que ha llegado al estado profético. Hay una leyenda talmúdica de tres hombres que salieron en busca de Dios. Uno se volvió loco, el otro murió y el tercero se encontró consigo mismo.


Jorge Luis Borges, Borges, profesor. Curso de literatura inglesa [en la Universidad de Buenos Aires, 1966], Emecé Editores.


Sudden Light


I have been here before,
But when or how I cannot tell:
I know the grass beyond the door,
The sweet keen smell,
The sighing sound, the lights around the shore.

You have been mine before, —
How long ago I may not know:
But just when at that swallow’s soar
Your neck turned so,
Some veil did fall, — I knew it all of yore.

Has this been thus before?
And shall not thus time’s eddying flight
Still with our lives our love restore
In death’s despite,
And day and night yield one delight once more?