martes, 8 de diciembre de 2009
el comienzo de una novela ejemplar
Las Meninas, o La familia de Felipe IV, c.1656 (detalle)
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
A las nueve de la mañana, un coche de color gris metálico se detuvo frente a la verja del colegio, que acababan de abrir. Salieron del auto una niña de seis años, con mochila al hombro y cabellos rubios, y un señor aún joven vestido con traje gris y corbata de lunares. No había dificultad en identificarlos como padre e hija, especialmente cuando el espigado hombre dobló la espalda sin esfuerzo y estampó un beso en la mejilla que voluntariamente le ofrecían.
–Que te vaya bien, Inés.
–Gracias, papá, y a vos también.
***
Inés apuró el paso y entró alegremente en la escuela. Sin embargo, estaba preocupada por la prueba de historia que tendría esa mañana. Era muy mala para las fechas, y su maestra le pediría exactitud en los datos. Había estudiado algo la tarde anterior, pero un llamado de su madre la había distraído. Mamá estaba triste, lo sabía por sus ojos y por los gestos de reiterado cansancio. Inés se había distraído con estos pensamientos y, cuando volvió a tierra, se hallaba sentada a un pupitre mirando la pizarra ansiosamente.
***
El padre se había dado prisa en arrancar el auto para no entorpecer la llegada de otros vehículos a la puerta del colegio. Pocos minutos más tarde, entraba en una gran avenida donde estaba situado el rascacielos de su empresa. Era arquitecto; ahora trabajaba en un proyecto nuevo, ayudado por una colega. Diseñaban una casa al borde del mar inspirándose en ejemplos del estilo colonial español. Pensó en las maderas que eligiría para los rebordes y techos. La cliente era rica, una estrella de cine que tenía casas vacías en los cinco continentes. Luego pensó en su mujer; se había quedado sin trabajo un año atrás.
–Buenos días, Venancio –le dijo su atractiva colega en el despacho. Se llamaba Nuria.
***
Inés seguía mirando la pizarra. Ahí estaba escrita la prueba de historia. Eran dos preguntas sencillas con las que la maestra quería expresar su buena voluntad, pero por algún motivo a ella le parecieron condenadamente enrevesadas.
1. ¿Cuál es el día de la Independencia?
2. ¿Quién descubrió América? ¿En qué fecha?
Inés sabía que el día de la Independencia era feriado, y su madre solía comprar para la ocasión un bizcocho de nata, pero no lograba recordar en qué mes caía, sólo que quedaba muy lejos de su cumpleaños. También le surgieron dudas respecto al descubrimiento de América. Parecía demasiado fácil responder: “Cristóbal Colón, 1492”. Ahí podía haber una trampa. Su primo Dani le había repetido muchas veces que fue un pueblo nórdico que se llamaban los vikingos quienes habían descubierto América en el siglo X. Así que Inés dejó la primera pregunta en blanco y a la segunda respondió: “Los vikingos, siglo X”.
***
Venancio estiró la mano y rodeó la boca de Nuria con la punta del dedo índice. Cuando estaba con ella, la tensión lo volvía más creativo. Se sentía inmenso, poderoso, capaz de proyectar la casa ideal y colmar los deseos de la exigente actriz. Nuria se alejó y dijo:
–Mostrame cómo quedaría la planta baja.
Él abrió el AutoCAD y le enseñó los planos.
–¿Qué opinás de agregar al dormitorio un vestidor de pie? Creo que a Marla le encantaría tener un rincón donde guardar sus doscientos pares de zapatos.
Él la besó, y empezó a esbozar con destreza un ambiente que funcionara de vestidor. Nuria le acariciaba la nuca mientras él calculaba los metros cuadrados. Se enfrascó en la imagen mental de su casa (la casa de Marla), con lustrosos pasillos, puertas de nogal y espejos. Cuando volvió a mirar a Nuria, ella se había sacado la ropa.
***
Inés echó de reojo un vistazo a la prueba de su compañero Pepe, el “número 1” de la clase. Había contestado sólo a la segunda pregunta, y dejaba en blanco la primera hasta el último suspiro para que nadie lo copiara. Inés frunció el ceño y guiñó los ojos, pues era corta de vista. ¡Ajá! Tenía que ser correcto, Pepe tampoco había caído en la trampa de Colón. Sin pensárselo dos veces, garabateó en su hoja el siguiente añadido (omitimos las faltas de ortografía): “Aunque otros aseguran que el descubridor fue don Crisólogo Larralde, en el año 1942. Lo único cierto es que no fue Cristóbal Colón, el cual sólo pasó a la historia por decir que el mundo era como un huevo”.
***
Venancio y Nuria estaban desnudos en medio de un imprevisto descanso. A su alrededor había maquetas, ordenadores y ventanas opacas. En ese instante, el ruido del teléfono sonó como la trompeta de un ángel.
–¿Diga?
–¿Venancio Cifuentes?
–Sí. ¿Quién es?
–Inspector de policía Sánchez. Me gustaría verlo y hacerle unas preguntas.
–¿Ahora mismo? No me pilla en buen momento. ¿De qué se trata?
–Hemos encontrado el cadáver de Marla Clara, la famosa actriz. Ha sido asesinada.
–¿Marla? ¡Dios mío, me deja usted de piedra! Está bien, ¿dónde se encuentra usted?
–En el colegio al que acude su hija Inés. Alguien arrojó a Marla Clara desde una ventana del cuarto piso.
Escrito por niki & Anne Murphy Littlestone
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4 comentarios:
Jaja, muy bueno los nombres Venancio Cifuentes y Marla Clara. Habrá que seguir así averiguamos quien es el asesino de Marla Clara.
Besos de Anne.
Sí, son unos nombres casi surrealistas. Habrá que seguir, hacer toda una serie del inspector Sánchez! Besos, Anne.
Gripping even in the translation.
Have you seen the Picasso Las Meninas in Barca?
Yes, I've seen it at the Picasso Museum in Barcelona. In fact, it's a long series of paintings and an hommage to Velázquez masterpiece, which Picasso greatly admired. Thanks for your comment.
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