martes, 5 de marzo de 2013

el despertar de caedmon

 

Caedmon's Awakening
Arthur Hughes


Caedmon (fl. 670)

En el monasterio de esta abadesa [la abadesa Hilda de Whitby] hubo un hermano especialmente señalado por la gracia de Dios para componer canciones divinas y religiosas; lo que aprendía de las Sagradas Escrituras, a través de intérpretes, rápidamente lo trasladaba en muy deliciosa y emocionante poesía en inglés, que era su propia lengua. Había vivido en el hábito secular hasta que fue de edad avanzada, y nunca había aprendido canciones. De ahí que, a veces, durante una fiesta, cuando con intención de pasar un buen rato todos cantaban por turnos, si veía que el arpa se aproximaba a él, se levantaba en mitad de la fiesta, salía y regresaba a casa.

En una de esas ocasiones abandonó la reunión y se fue al establo, pues le correspondía guardar el ganado aquella noche. A su debido tiempo se acostó y durmió; y entonces soñó que alguien llegaba junto a él, lo saludaba y lo llamaba por su nombre. «Caedmon», dijo, «cántame algo». Caedmon respondió: «No sé cantar; por eso abandoné la fiesta y vine aquí, porque no sé cantar». Quien le hablaba dijo: «Da igual. Tienes que cantar para mí». «¿Y sobre qué?», preguntó Caedmon. «Canta», dijo el otro, «sobre el comienzo de las cosas creadas». Entonces Caedmon empezó a cantar versos que no había aprendido nunca en alabanza de Dios el Creador, de los cuales éste es el sentido:

«Loemos al Hacedor del reino celestial, el poder del Creador y su consejo, los hechos del Padre de gloria,  y cómo Él, ya que Él es el Dios Eterno, fue el Autor de todas las maravillas, y creó los cielos como un tejado para los hijos de los hombres, y luego el Todopoderoso Guardián de la raza humana creó la tierra».

Éste es sentido (aunque no el orden) de las palabras que cantó mientras dormía. Pues no es posible traducir verso de una lengua a otra, por muy bien escrito que esté, sin alguna pérdida de belleza y dignidad. Cuando despertó, recordaba todo lo que había cantado mientras dormía, y pronto añadió más versos semejantes alabando con buen estilo a Dios.

Por la mañana fue a ver al juez local, que era su amo, y le habló del don que había recibido; y el juez lo llevó a la abadía. Se le pidió que describiera su sueño en presencia de un número de hombres doctos, y también que recitara su canción para que pudieran examinarlo y decidir sobre la naturaleza y origen del don; y les pareció claro a todos que el Señor le había concedido la gracia celestial. Entonces le leyeron un pasaje de historia sagrada o doctrina, y le pidieron que hiciera una canción sobre él, si podía, en forma métrica. Aceptó la tarea y se fue; al regresar a la mañana siguiente, repitió el pasaje que le habían dado, y que él había puesto en excelente verso. La abadesa, reconociendo la gracia de Dios que el hombre había recibido, le instó a que renunciara a su hábito secular y tomase votos monásticos. Ella y su gente lo recibieron en la comunidad de hermanos y ordenaron que fuese instruido en el curso de historia sagrada. Él aprendía cuanto podía escuchándolos, y, tras memorizarlo y rumiarlo como un animal limpio que pasta, lo convertía  en el verso más delicioso; y sonaba tan dulce mientras lo recitaba que sus maestros se convirtieron a su vez en su audiencia.


Beda, Historia eclesiástica del pueblo inglés


Traducción de niki  

No hay comentarios: