[Los asombrosos conocimientos cinematográficos de Óscar Rueda se ponían de manifiesto en diálogos como el que sigue.]
—Señor Rueda, nunca olvidaré el día que mis padres me llevaron la primera vez al cine, ¡hace tantísimos años! Salí (de aquella sala oscura) ilusionada, feliz, dando brincos. Y, ahora, a veces me digo: ¿qué película sería?
—Cualquiera sabe. Yo la primera que vi fue
La mula Francis.
—Algunas noches sueño con ella.
—¿Con la mula Francis?
—No, con la película de mi infancia. La paso en mi imaginación de principio a fin. Escucho nítidamente los diálogos. Y luego, al despertar, ya lo he olvidado todo.
—La cosa parece grave. Casi freudiana.
—Es un auténtico misterio.
—¿Y no tiene ninguna pista, por mínima que sea? De lo contrario, ni el propio Sherlock Holmes...
—Apenas si conservo una reminiscencia; un detalle ínfimo, insignificante. En mis sueños aparece siempre una moneda partida por la mitad.
—
La mitad de seis peniques.
—¿Qué?
—Ése es el título de la película.
—Portentoso. En un santiamén, ha resuelto el enigma de mi existencia.
Escrito por niki & Alan