[El señor Rueda era una suerte de Frasier español, sólo que en su programa de radio conversaba con los oyentes, en principio, de cine. Entre llamada y llamada, sonaban melodías inmortales como «Anything Goes», «Cambalache» o «Yesterday».]
—Ayer fui al cine, señor Rueda. La peli no me gustó mucho. Quería saber su opinión. ¿Qué le parece esta peli?
—¿Qué peli?
—La que estuve viendo ayer.
—No sé de qué me habla.
—De una de la Gran Vía. No recuerdo el título. Es que yo, para eso de los títulos...
—¿Cuál era el argumento?
—¿El argumento...? Pues no sé.
—¿De qué iba la peli?
—Ah, de qué iba. Bueno, de tiros y puñetazos. Y de un montón de coches volando por los aires. Creo que ése era el argumento.
—Y una historia de amor.
—Sí. Lo de siempre. No sé. Para mí todas las pelis son iguales. Ya no sabe uno ni para qué va al cine. Para matar el rato, supongo. Déjelo. No se moleste. Si no sabe qué peli le digo, no importa. Ha sido usted muy amable.
—No, hombre. Deme más datos si quiere, y tal vez...
—No se moleste, le digo. Es igual. La verdad es que ya no me interesa. Me da igual, ¿entiende? Exactamente igual.
—¿Era Acorralado?
—¡Y dale! ¿No le estoy diciendo que lo deje? ¿No ve que no tengo ni idea? ¿Que soy un tarugo?
—Está bien. De acuerdo. ¿Algo más?
—No... Bueno, sí. Quiero que me diga qué le parece la peli que vi la semana pasada.
—¿Qué peli?
—La que vi la semana pasada. Una de la Gran Vía.
—¿Así que volvemos a lo mismo? Pues mire, señor Tarugo, creo que esa peli es un auténtico bodrio.
—A mí también me lo pareció. Todas las pelis son un bodrio. A veces pienso en usted y me pregunto: ¿cuántos bodrios no se habrá tragado el tío ése?
Escrito por niki & Alan