[Un filósofo dijo que éste es el mejor de los mundos posibles. Otro filósofo no estuvo muy de acuerdo. Un tercer filósofo dijo que, en realidad, éste es el peor de los mundos posibles, porque, si fuese sólo un poquito más malo, estallaría. Y eso es lo que le pasaba, en ocasiones, al inefable (no me atrevo a calificarlo de inolvidable) Óscar Rueda: que estallaba.]
—Antes de nada quiero decirte, Óscar, que tu espacio me parece magnífico. Una maravilla.
—Gracias.
—Y ahora paso a exponerte una pequeña queja. Verás, creo que a veces eres, ¿cómo decirlo?, un poquitín violento, irascible, con los oyentes. A mí hay veces que se me ponen los pelos de punta.
—Yo no me como a nadie, señora. Además, eso es la pimienta del programa.
—Pues a mí me atemoriza, te lo juro. Me imagino que soy uno de esos pobres oyentes vilipendiados...
—¡Pero si son ellos los que me torturan a mí! ¡Acaban con mi paciencia!
—Óscar... Baja el volumen, por favor. Padezco de taquicardia, y estas cosas me impresionan mucho.
—Lo siento. Es la bilis acumulada al pie del micrófono... Pido disculpas, pero hay que entender que este trabajo genera una tensión...
—Sí, pero...
—¡No me interrumpa! Mire, que me saca de mis casillas.
—No. Eso sí que no, por Dios.
—¡Entonces no me caliente! ¿Que grito mucho? ¡Pues mejor para mí! Yo le doy al cuerpo lo que me pide.
—¡Ay, Señor!
—¿Desea algo más?
—Quería comentarte no sé qué; unas cosas de cine. La verdad, ya ni me acuerdo. Tengo los nervios destrozados. Pero te repito que tu programa me parece una pesadilla, digo, una maravilla.
—Qué quería saber, que la respondo.
—Nada, nada. Voy a colgar ya.
—¡No me cuelgue, que la cuelgo!
—¡Ahhh...!
Clock.
—Queridos oyentes, escuchemos ahora «Tea for Two»; y ustedes no se preocupen, que a la viejecita ésa casi seguro que no le ha pasado nada.
Escrito por niki & Alan
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